Historias

La historia de Rubiel, un sueño hecho realidad

La historia de Rubiel Arcila es la historia de un sueño hecho realidad: el de convertirse en un exitoso productor y exportador de café, el oro negro de Colombia.

Rubiel nació el 6 de junio de 1948 en Sevilla, Valle del Cauca, Colombia. Creció en Versalles, donde estudió la educación primaria y dos años de secundaria. Se formó como caficultor con su familia por tradición de su padre. Se casó con Libia Cuartas y tuvo tres hijos: Arles, Edgar y Claudia. A los 40 años se trasladó con su familia a la finca La Estrella, ubicada en Tuluá. Allí se dedicó al cultivo de café arábigo de diferentes variedades.

La infancia de Rubiel fue marcada por la violencia bipartidista de los años 50 en Colombia. Entre cultivos de café en el norte del Valle, donde por un color de la bandera de un partido político las personas se asesinaban, Rubiel creció con sus padres y hermanos. Luego vino la escuela, a la que debía asistir caminando por más de una hora desde la finca donde vivía. Se formó con convicciones cristianas muy marcadas, dada la influencia de sus padres. En su juventud conoció a la mujer de su vida: Libia. Con ella inició matrimonio a los 20 años y procreó tres hijos: Arles, Edgar y Claudia. Trabajó con la alcaldía de Versalles en la inspección de policía y, con el comienzo de la violencia, se mudó a la finca La Estrella a la edad de 40 años. Allí se dedicó a cultivar café y a crear su propio proyecto al lado de su familia.

El matrimonio de Rubiel y Libia fue el inicio de una larga y feliz historia de amor que se ha prolongado por más de cuatro décadas. Sus hijos Arles, Edgar y Claudia pasaron sus primeros años en Versalles. Luego se mudaron a la finca La Estrella, ubicada en Tuluá, Valle del Cauca. Rubiel tenía 40 años de edad, Libia 34 años y sus hijos 6, 4 y 2 años respectivamente. Crecieron bajo la guía de Rubiel y Libia con valores cristianos y mucho amor. La vida rural fue para ellos un bastión importante de unión y comprensión.

Rubiel se dedicó a su oficio de cultivador de café arábica (1), de variedades Colombia (2), Suprema y Caturra, que aprendió de su padre Don Uriel. La finca La Estrella tiene una extensión de más de 15 hectáreas y albergaba árboles y especies de flora y fauna nativas de la cordillera central de Colombia (3). Está ubicada a más de 1.980 metros sobre el nivel del mar, lo que le dio bastante trabajo a Don Rubiel para adecuarla al cultivo de café. Fueron más de 50.000 plántulas de café las que plantó el señor Rubiel y que luego de mucho trabajo sacó adelante para vender a la cooperativa de cafeteros de Sevilla cada cosecha año tras año. Su labor se vio afectada por la violencia en Colombia entre los años 90 y 2000 (4), cuando los grupos armados al margen de la ley atacaron brutalmente a la población de la vereda Alta Flor, de Tuluá (5). Esta situación lo obligó a desplazarse con su familia a la cabecera municipal de Tuluá, donde tuvieron que rehacer su vida y dejar abandonada la finca.

El café de la finca La Estrella y de la vereda Alta Flor tiene reconocimiento por ser de gran calidad y sabor, como un café de altura y con muy buena taza. Según la marca Café La Vereda, que comercializa este tipo de café, se trata de un producto con aroma intenso, notas dulces ligeramente afrutadas y sensaciones acarameladas.

Además de las dificultades propias del cultivo de café, Rubiel y los demás caficultores de la zona tuvieron que enfrentar la violencia que azotó a Tuluá y al Valle del Cauca entre los años 2000 y 2013. Según un análisis de políticas públicas sociales (6) del departamento , durante este periodo se registraron altos niveles de pobreza, desigualdad y violencia, asociados al conflicto armado entre grupos guerrilleros, paramilitares y fuerza pública. En Tuluá y en su zona rural ocurrieron al menos cuatro masacres entre 1999 y 2000 (7) por parte de paramilitares. Esta situación obligó a muchos campesinos a abandonar sus tierras y buscar refugio en las ciudades.

A pesar de la violencia y las dificultades, Rubiel nunca perdió la esperanza ni el amor por el café. Rubiel logró superar la violencia y las dificultades gracias a su fe y su pasión por el café. Rubiel se sobrepuso a la violencia y las dificultades con su optimismo y su dedicación al café.

Años después, cuando menguó la violencia, regresaron a seguir soñando, aunque ya sus fuerzas se han disminuido. La edad y la salud pasaban factura. Desde el año 2015 retomaron el cultivo y hoy se encuentran soñando con ver su café en una vitrina extranjera, que se valore como un producto hecho con sudor y sacrificio, que superó la violencia. No obstante, en 2020 la pandemia de covid-19 (8) y el resurgimiento de grupos armados ilegales (9) le dieron un revés a la familia (10). En la actualidad siguen trabajando para llevar su café a un lugar donde se valore su esfuerzo y sacrificio.

Así es la vida de Rubiel, un hombre que ha dedicado su existencia al café y a su familia. Rubiel es un ejemplo de perseverancia y amor por el café y por su familia.
Rubiel es destacado por su determinación e imparcialidad. Esto lo ha llevado a conservar su tranquilidad en medio de la violencia y a no dejar caer su proyecto cafetero. Con él ha dado el sustento a su familia y el ejemplo a su comunidad. A pesar de su edad, sigue erguido con su proyecto a cuestas.

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